Los beneficios de la trashumancia.
14 de abril de 2023. Los pastos de invernada se están secando. Los trashumantes preparan los zumbos de los mansos y más pronto que tarde tomarán la vereda camino de nuevos pastos. Distintos estudios de: fauna, flora, clima, pueblos hispánicos… llegan a la conclusión de que hace unos 7000 años se practicaba la trashumancia en la península Ibérica. Mucho antes eran las manadas de herbívoros las que hacían estas rutas en busca de mejor alimento, agua y clima. La trashumancia, como en todo lo que interviene la mano del hombre, ha ido evolucionando al mismo ritmo que el ser humano adquiría conocimientos. En sus orígenes, los movimientos ganaderos de unos pastizales a otros se realizaban a pie, sirviéndose para trasportar el hato de las acémilas (bestias de carga).
Pasando el puente Ariza, hoy inundado por embalse del Giribaile. Familia Chinchilla trasladando su rebaño de vacunos desde Sierra Morena a los pastos de verano de Santiago de la Espada (Jaén)
Un acontecimiento que supuso un gran cambio en estos movimientos fue la aparición del ferrocarril que comunicó los territorios de invernada con los de estío. El trabajo penoso, lento y caro, se convirtió en rápido, cómodo y barato. Los traslados a pie fueron decayendo y llevando al abandono paulatino de grandes tramos de cañadas. Dejación que aumentó con la irrupción del camión. Oportunidad que no desaprovechan los linderos para apoderarse de las veredas. Mientras nos roban, nuestro gobierno mira para otro lado.
El tren y el camión
facilitaron la llegada del pienso a las
fincas, permitiendo que el ganado permaneciera en sus explotaciones todo el año. Las dehesas se convierten “en corrales” donde “pasean” un elevado número de
animales. Aquí, el futuro de la regeneración
de arbolado y pastos tiene tintes apocalípticos. Las dehesas están avocadas a
la muerte. La política de subvenciones, mal gestionada por unos políticos,
incapaces de hacer un ocho con una escopeta de dos cañones, inducen a una carga
ganadera insoportable para la tierra, arruinando el equilibrio de especies en los pastizales. Los ganaderos, si quieren sobrevivir, deben bailar al son que les
toquen los que tienen en sus manos el poder; pues es legítimo, trabajando duro
y honradamente, como lo hacen, que aspiren a dar a sus familias una vida digna.
Los políticos tienen la obligación de poner las piedras para que todos alcancen el bienestar, olvidarse del sillón, y de llenar los bolsillos. Su desconocimiento
del mundo rural es colosal. Pero claro, ellos van a los suyo. Cuando oigo los informativos no se si están hablando de nuestros dirigentes o me están contando la versión moderna del cuento de AliBabá y los 40 ladrones. El paso por los pueblos en época de elecciones me transporta a los tiempos del antiguo Imperio Romano: pan y circo.
En abril y mayo, las semillas
de la plantas granan. El aumento paulatino de las temperaturas facilita el secado de las hierbas y con ello
el desprendimiento y la caída de las semillas, produciéndose la resiembra que garantiza su permanencia el año próximo. También en estos meses comienzan a aparecer los
brinzales (regeneraciones naturales del bosque), es decir, los primeros brotes
de los futuros arboles: encinas, alcornoques… Es la época en que el mundo
animal: insectos, anfibios, reptiles, aves, mamíferos… alcanzan su punto álgido reproductivo,
protegidos y alimentados al amparo de la
vegetación y el agua de las charcas, riachuelos… Si eliminamos el agua
e impedimos que la vegetación se regenere, las tierras de pastoreo
morirán irremediablemente.
Nuestros antepasados, sin tanta tecnología y” preparación”, tenían un conocimiento más exacto de cómo funcionaba el planeta y de qué hacer para sobrevivir en el globo terráqueo, tanto ellos como el resto de los seres vivos; al menos eso se desprende si nos atenemos a su forma de actuar. Hace siglos, los ganaderos solucionaron este problema ausentándose de las tierras de invernada en estos meses claves. De hecho, los contratos de arrendamiento de pastos de antaño terminaban hacia finales del mes de abril, trashumando a los agostaderos (lugares donde pastoreaban durante el estío). La permanencia del ganado en las dehesas, a partir de las fechas antes mencionadas, lleva a que en pocos días se agote el agua y la vegetación. El agua es necesaria para todas las especies silvestres. Si las semillas y brinzales son consumidos, no habrá regeneración. El pasto brinda a muchas aves refugio ante sus depredadores y permite que puedan llevar a término sus nidadas. numerosas aves anidan en el suelo: perdiz, totovía, codorniz…. Cuantiosas, además de las citadas, son las consecuencias negativas que acarrea la permanencia constante del ganado en las dehesas y la carga ganadera excesiva: aplastamiento de nidos; muerte de la vegetación por falta de regeneración; compactación del suelo, perdiendo con ello capacidad para retener agua. Pudiera parecer que el pastoreo solo tiene consecuencias negativas, pero esto está muy lejos de la realidad. El pastoreo es necesario. El buen pastoreo no es, ni más ni menos, que mantener el equilibrio que hace miles de años llevaban a cabo los animales salvajes, solo que dirigido por la mano del hombre, “que sabe”, evitando la proliferación exagerada de determinadas especies, favoreciendo la biodiversidad e impidiendo los incendios. El ganado también fertiliza la tierra de las zonas muy lavadas de las regiones montañosas pobres en suelo. La retirada del ganado en unos casos y la introducción en otros significa vida para muchas especies animales y vegetales, de ahí la importancia de la trashumancia.
Año 2018. Puente Mocho.Tres mil ovejas suben a los agostaderos de Santiago de la Espada (Jaén) desde Sierra Morena.
Autor: Antonio Rodríguez Rodríguez / veterinario / ganadero / pastor
Blog: https://vidapastoril.blogspot.com/
Muy bien, como siempre. Es una alegría, pues se deja ver que estás, después de lo ocurrido, "fenomenal" muchos besos primo
ResponderEliminarMuy bien Antonio! Lo q te gusta el campo
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